Читать онлайн книгу "No Soy Como Tú Querrías"
No Soy Como TГє QuerrГas
Victory Storm
Tal vez no deberГa haber salido de casa con esa ropa interior tan sensual bajo el abrigo en pleno invierno.
Tal vez no deberГa haber visitado a mi novio en la oficina, aunque fuera el dГa de San ValentГn.
Tal vez no deberГa haberme desnudado delante de Г©l sin estar segura de que estГЎbamos solos.
Tal vez podrГa haber evitado que lo despidieran, haciГ©ndole perder lo que Stefan consideraba el trabajo sus sueГ±os.
Tal vez todavГa seguirГamos juntos.
Pero, en fin, han pasado siete aГ±os desde aquel dГa.
He crecido. He cambiado.
En resumen, Stefan ya me habГa hecho sentir bastante culpable despuГ©s de dejarme y desaparecer por lo que habГa hecho.
Ahora no puede volver y pagarme con la misma moneda, Вїverdad?
No me van a despedir, Вїverdad? ВїVerdad?
Victory Storm
NO SOY COMO TГљ QUERRГЌAS
Victory Storm
De la serie В«El hombre adecuado en el momento equivocadoВ»
Texto copyright В© 2021 Victory Storm
Correo electrГіnico de la autora: victorystorm83@gmail.com
http://www.victorystorm.com
Traductor (Italiano a espaГ±ol): Miquel GГіmez BesГІs
Editorial: Tektime
Este es un trabajo de ficciГіn. Los nombres, personajes, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaciГіn del autor o se usan ficticios.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte del libro puede ser reproducida o difundida por ningГєn medio, fotocopias, microfilm u otro, sin el permiso del autor.
Portada: diseГ±o grГЎfico Victory Storm | Enlace: https://stock.adobe.com
SINOPSIS
Tal vez no deberГa haber salido de casa con esa ropa interior tan sensual bajo el abrigo en pleno invierno.
Tal vez no deberГa haber visitado a mi novio en la oficina, aunque fuera el dГa de San ValentГn.
Tal vez no deberГa haberme desnudado delante de Г©l sin estar segura de que estГЎbamos solos.
Tal vez podrГa haber evitado que lo despidieran, haciendo que perdiera lo que Stefan consideraba el trabajo sus sueГ±os.
Tal vez todavГa seguirГamos juntos.
Pero, en fin, han pasado siete aГ±os desde aquel dГa.
He crecido. He cambiado.
En resumen, Stefan ya me habГa hecho sentir bastante culpable despuГ©s de dejarme y desaparecer por lo que habГa hecho.
Ahora no puede volver y pagarme con la misma moneda, Вїverdad?
No me van a despedir, Вїverdad? ВїVerdad?
PrГіlogo
«¿Te has vuelto loca?», soltó Stefan con cara de sorpresa mientras yo me desabrochaba el abrigo.
В«Este es mi regalo de San ValentГnВ», susurrГ© con voz seductora dejando caer al suelo la prenda y mostrГЎndome a Г©l.
«¡EstГЎs loca, Eliza!В», balbuceГі excitado mientras su mirada recorrГa ГЎvidamente mi ropa interior de leopardo, mis medias y, finalmente, mis zapatos de tacГіn de aguja del mismo color que mis bragas. Гљnicamente la excitaciГіn por esta locura me impedГa temblar de frГo o ir a ponerme algo mГЎs cГЎlido.
В«VГstete. InmediatamenteВ». NotГ© como se ponГa nervioso mientras avanzaba hacia Г©l, pero lo ignorГ©.
В«No has venido a mi cena especial de San ValentГn, asГ que he pensado en venir yo a tiВ», le susurrГ© al oГdo, haciendo que mi cuerpo se aferrara al suyo y disfrutando del bulto en sus pantalones, apretГЎndolo contra mГ.
В«Eliza, estoy trabajando. Ya te lo he explicado. DespuГ©s de dos aГ±os trabajando aquГ, finalmente he conseguido el ascenso que deseaba desde hacГa tanto tiempo, y ahora tengo esta bonita oficina para mГ solo...В».
В«Me alegroВ», susurrГ© temblando de deseo mientras empezaba a desabrocharle la camisa.
В«Si alguien nos descubre...В».
В«No te preocupes. No hay nadie. Lo he comprobadoВ».
В«No puedo arriesgarme a que me despidan. Me gusta demasiado este trabajoВ».
В«Lo sГ© muy bienВ», siseГ© irritada. Yo, en cambio, odiaba su trabajo. Me gustaba verlo vestido con un traje detrГЎs de un bonito escritorio, pero no podГa soportar la cantidad de horas que le dedicaba. Horas sustraГdas a la aquГ presente, que ya habГa tenido que dejar de lado las tres tardes por semana de gimnasio y los estudios. DespuГ©s de ese ascenso, pasar tiempo con Stefan se habГa vuelto cada vez mГЎs difГcil.
LlevГЎbamos seis meses juntos y me divertГa con Г©l porque, aunque era tres aГ±os mayor que yo, era siempre tan tГmido e inseguro que me hacГa enternecer y me incitaba a hacer locuras como salir a mediados de febrero con tan solo la ropa interior y un abrigo para ir a darle esa sorpresa improvisada al trabajo.
Era la primera vez que lo iba a ver a la oficina y estaba emocionada.
В«VГstete, por favor. Y espГ©rame en mi casaВ», me suplicГі Stefan mientras trataba de ponerme el abrigo y yo seguГa desnudГЎndolo y marcando su pecho enjuto y poco musculoso con un rastro de besos rojos, gracias a mi nuevo pintalabios de femme fatale .
В«Stefan, dГ©jate llevar por una vez, Вїvale?В», le soltГ©, nerviosa por su manГa de querer tenerlo siempre todo bajo control.
В«Si nos descubren, yo...В», intentГі convencerme, pero le hice callar con un largo beso.
Stefan seguГa tenso, asГ que le metГ la lengua en la boca y dejГ© que mis dedos pasearan por su hermoso pelo rubio ceniza oscuro que armonizaba a la perfecciГіn con sus ojos color avellana con reflejos dorados y verdes.
Aunque Stefan no era el hombre perfecto, a mГ me encantaba tal y como era; con su estatura de jugador de baloncesto, su cuerpo escultural pero enjuto y delgado; su maravilloso rostro, siempre afeitado y arreglado; su manera de ser, algo nerviosa e insegura, pero tambiГ©n protectora y afectuosa; su sentido del deber y sus complejos, debidos a su estatura y delgadez. Finalmente, me parecГa divertido y excitante que yo hubiera tenido mГЎs experiencias sexuales que Г©l, a pesar de que yo solo tenГa diecinueve aГ±os y Г©l, veintidГіs.
Estaba enamorada de Г©l.
Era mi primer San ValentГn con un chico y querГa hacer algo extremo, pero, sobre todo, habГa decidido que esa noche le confesarГa que lo amaba.
В«No me has dicho si te gustoВ», le preguntГ© cuando finalmente sentГ que estaba mГЎs relajado.
В«Por supuesto que me gustas, ElizaВ», suspirГі Stefan con desesperaciГіn mientras me besaba ardientemente y me apretaba contra Г©l.
Me encantaba cuando usaba ese tono, entre quejumbroso y dolorido, que, invariablemente, me daba a entender que habГa ganado.
«¡Es a mà a quien no le gusta este espectáculo de casa de citas!», resonó una voz a nuestra espalda, haciéndonos gritar de miedo.
Me di la vuelta. A un par de metros de nosotros habГa un hombre con el pelo canoso que nos miraba con la boca torcida en una mueca de repugnancia.
В«Sr. Chapman, yo...В», Stefan tartamudeГі, visiblemente pГЎlido, mientras yo corrГa a cubrirme con mi abrigo.
В«Sr. Stefan Clarke, le aconsejo encarecidamente que se calle, coja a esa niГ±ata sin ningГєn tipo de pudor y se vaya de aquГ ahora mismo. Ah, y no olvide llevarse tambiГ©n todas sus pertenencias, ya que a partir de maГ±ana no podrГЎ volver a pisar este despachoВ», le ordenГі su jefe antes de abandonar la habitaciГіn dando un portazo.
В«No querГa que te despidieranВ», tratГ© de decir rompiendo el silencio sepulcral que llenaba la habitaciГіn.
В«En cambio, lo sabГas. Te lo advertГ, pero tГє eres la tГpica niГ±ata impulsiva siempre dispuesta a hacer alguna locura, Вїno? Ahora me doy cuenta de que, despuГ©s de todo, no eres mГЎs que una colegiala, una adolescente, una niГ±a incapaz de relacionarse con el mundo de los adultosВ», respondiГі Stefan con voz seria mientras guardaba sus cosas en una bolsa.
В«PerdГіname... por favorВ». Me sentГa terriblemente culpable.
В«Vete, Eliza. Necesito estar soloВ».
В«De acuerdo, pero me llamarГЎs mГЎs tarde, Вїverdad?В».
«No lo sé», suspiró amargamente, sin siquiera dignarse a dirigirme la mirada.
В«Te... te quieroВ», tratГ© de decir, pero Stefan ni siquiera pareciГі haberme escuchado.
Con el corazГіn roto y la humillaciГіn de haber sido atrapada in fraganti por el Sr. Chapman aГєn caliente, me fui.
Yo era solo una niГ±a, pero sabГa cuГЎndo una historia se habГa terminado y ahora mismo acababa de llegar al final del trayecto con el Гєnico hombre al que le habГa dicho el fatГdico tequiero .
Me jurГ© a mi misma que, si perdГa a Stefan para siempre, cambiarГa y me convertirГa en una adulta seria con la cabeza bien puesta sobre los hombros.
1
Siete aГ±os despuГ©s
В«QuГ© depresiГіnВ», suspirГі Breanna, abatida, mientras observaba la sala de exposiciГіn medio desierta.
В«Luigi me ha dicho que, si esto sigue asГ, tendrГЎ que cerrar y volver a Italia. Las ventas han bajado, cada vez tenemos menos clientes y hay demasiados gastosВ», aГ±adiГі Lexie con preocupaciГіn, В«No puedo perder este trabajo. Tengo un hijo que mantener y un exmarido que me paga la pensiГіn alimenticia con un cuentagotasВ».
В«Yo tampoco. Vivo sola y no quiero ni pensar en volver a casa de mis padresВ», murmurГ© angustiada ante la idea de quedarme sin sueldo y acabar bajo la asfixiante mirada de mi madre, que aГєn no aceptaba que fuera vegana, o de mi padre, que todavГa no me habГa perdonado que abandonara los estudios universitarios y prefiriera independizarme gracias a un trabajo de vendedora en una tienda de muebles.
TenГa 26 aГ±os, y esta no era precisamente la vida con la que habГa soГ±ado. De niГ±a, imaginaba a las mujeres de veinticinco como profesionalmente realizadas, felizmente casadas y, quizГЎs, ocupadas ya con su primer embarazo.
Imaginaba una vida plena y maravillosa, no estar a un paso del desempleo viviendo sola en un estudio con dos vagabundos que me utilizaban como si fuera un albergue gratuito donde recibir alojamiento y comida segГєn sus necesidades o el tiempo que hiciera fuera.
Ni siquiera podГa encontrar consuelo en mi vida amorosa, ya que era incapaz de tener una relaciГіn sin cometer errores o acabar haciendo daГ±o a alguien.
Y mis amigas... Hope trabajaba todo el dГa y seguГa viviendo con su tГa, mientras que Arianna se habГa casado y cada vez tenГa menos tiempo para mГ.
ResoplГ© amargamente.
«¡No os preocupГ©is! ВЎYa me ocupo yo de mantener la barraca en pie!В», exclamГі Laetitia detrГЎs de nosotras, В«Acabo de cerrar una negociaciГіn para amueblar toda una casa de campo victoriana con vistas al mar en West HillВ», nos informГі mientras se abrochaba cuidadosamente la blusa, que dejaba a la vista varios centГmetros cuadrados de un vientre plano y superbronceado y un escote que cortaba la respiraciГіn.
В«DГ©jame adivinar: ВЎtu cliente es un hombre soltero!В», dedujo Breanna quien ya conocГa, como todas nosotras, los mГ©todos de abordaje de nuestra compaГ±era, que siempre usaba su cuerpo para cerrar tratos.
Estaba segura de que, en ese momento, Breanna se preguntaba quГ© habГa tenido mГЎs Г©xito con aquel hombre, si la barriga plana de Laetitia o su noventa de pecho, ya que ella se lamentaba a menudo de su fГsico de pera, con hombros estrechos y pechos microscГіpicos, pero con caderas y muslos en abundancia.
TodavГa seguГa preguntГЎndose quГ© veГa en ella su marido, con el que llevaba once aГ±os casada.
В«Separado, con dos hijos. Tiene una villa en Rye y un ГЎtico en Londres, pero hace poco se ha comprado una casa aquГ para los fines de semana. Es el director de un banco y hemos quedado para tomar una copa esta noche. ВїNo os importa si salgo media hora antes? Me cubris vosotras con LuigiВ».
В«No harГЎ falta. Sabes que a ti te lo perdona todoВ», murmurГі Lexie irritada por el favoritismo del jefe hacia su trabajadora predilecta, quien siempre se las arreglaba para cerrar las mejores ventas del mes.
Todos la odiГЎbamos y ella no hacГa nada para ocultar su soberbia.
«Lo sé», rio Laetitia con satisfacción.
«Yo también saldré un poco más temprano», dijo Patricia, la última empleada contratada, mientras iba a tomarse un café a la parte de atrás, «¡Esta noche Benny me llevará al Delizia's !».
«¿Otra vez?В», preguntГ© con demasiada envidia como para poder callarme. Ese era el mГЎs caro y el mejor restaurante de la ciudad. Las crГticas eran increГbles y yo me morГa de ganas de ir, pero los precios quedaban fuera del alcance de mi salario. Patricia era muy afortunada por tener un novio tan dulce y rico que podГa invitarla tan a menudo a cenar en ese lugar tan exquisito.
В«SГ. Benny harГa cualquier cosa por mГ. Llevamos ya cinco aГ±os de pareja y hace dos que vivimos juntos. Los dos somos como un solo ser, y Г©l solo quiere mi felicidad. ВїNo es adorable?В».
В«SГВ», susurrГ© ahogando un gemido de autocompasiГіn.
Patricia era dos aГ±os mayor que yo, pero a mi edad ya habГa alcanzado metas con las que yo solo podГa soГ±ar.
В«Esta noche pondrГ© todas las fotos de la cena en Instagram. ВЎNo te las pierdas!В».
ВїCГіmo podrГa siquiera arriesgarme a perderme tu cena perfecta con el hombre perfecto, sabiendo que pasarГ© la hora siguiente masticando apio para drenar el exceso de lГquidos (como haces tГє en las pausas para el almuerzo) y llorando, lamentГЎndo mi solitaria vida?
«¿Pensáis en trabajar algo hoy o solo habéis venido a estar de cháchara? ¿Tal vez queréis que os traiga un café con galletas, también?», comentó Iván, el vendedor más veterano de la sala de exposición, un apasionado del Autocad y las cocinas modulares.
EvitГ© responderle que ya me habГa tomado dos cafГ©s y todo el paquete de Oreo que habГa traГdo.
В«IvГЎn, ВЎno hay clientes! Mira, el salГіn estГЎ vacГoВ», le seГ±alГі Lexie.
«¡Eso no os da derecho a estar aquà sin hacer nada! Le he dicho a Luigi que haga un recorte de plantilla, pero es demasiado blabndo para llegar tan lejos y os aprovecháis de él».
Como siempre, en un instante se desencadenГі una guerra entre IvГЎn y Lexie. Solo la intervenciГіn de Didier, el arquitecto que se ocupaba de diseГ±ar los dormitorios infantiles, consiguiГі mitigar la disputa.
Estaba tan acostumbrado al desorden y a los gritos de su secciГіn, siempre llena de niГ±os animados y agitados, que ya no se inmutaba antes las peleas.
Siempre creГ que ese trabajo no le afectaba en absoluto, hasta que un dГa me confesГі que, despuГ©s de un mes trabajando allГ, se habГa jurado no tener nunca hijos. Incluso estaba dispuesto a hacerse una vasectomГa.
Como si la sala de descanso reservada al personal no estuviera ya bastante llena, apareciГі Dylan, con su andar de modelo y un cuerpo tan musculoso que la ropa ajustada dejaba poco a la imaginaciГіn.
Me puso un brazo alrededor de los hombros con despreocupaciГіn.
В«Oye, pequeГ±a, Вїno te quedarГЎ alguna Oreo por casualidad? Tengo un hambre...В».
В«Me las he acabadoВ».
«¿También el paquete de reserva?».
В«Me lo cogiste tГє hace unos dГasВ».
«¿Y no se te ocurriГі comprarme otro?В», me regaГ±Гі con esos aires de seductor empedernido que me hacГan perder la cabeza y me irritaban al mismo tiempo.
Estaba a punto de decirle que estaba harta de sus demandas, cuando se alejГі para ir a poner su brazo alrededor del cuello de Lexie.
В«CariГ±o, Вїsalimos a fumar?В».
В«Solo si me invitasВ», respondiГі Lexie molesta, quitГЎndose de encima aquel tentГЎculo.
В«He olvidado los cigarrillos en casaВ».
В«Como siempreВ».
В«Venga, cariГ±oВ».
В«Eso de cariГ±o se lo dices a otra, Вїvale?В».
«¡Dios, eres tan aburrida!».
ВЎGuapo, gorrГіn y engreГdo!
A pesar de que yo era su pequeГ±a y Lexie, su cariГ±o , Г©l permanecГa eternamente soltero y daba la sensaciГіn de que solo nosotras dos entendГamos el motivo.
В«Ve a molestar a Laetitia. Estoy segura de que si te la vuelves a llevar a la cama, te perdonarГЎ por haberla dejado la Гєltima vezВ», le soltГі Lexie molesta.
В«Solo pasГі una vez, y arriesgamos mucho a que nos pillaran porque la cama en la que follamos se entrevГ© por el escaparate principalВ».
«¡No se quedó solo en un riesgo! Os pilló la aquà presente y os avisé golpeando el vidrio mientras cerraba la tienda», le recordé poniéndome entre él y Lexie.
В«PensГ© que querГas unirte a nosotrosВ».
«¡No soy esa clase de persona! En lugar de ir tanto al gimnasio, Вїpor quГ© no empiezas tambiГ©n a hacer algГєn ejercicio para mantener en forma esas dos neuronas que te quedan?В», respondГ nerviosa, tratando de no dejar aflorar mis recuerdos de adolescente, cuando hacГa todo lo que me pasaba por la cabeza hasta el punto de provocar consecuencias catastrГіficas para aquellos que tenГa mГЎs cerca.
HabГa acabado con la carrera de uno de mis exnovios con mi comportamiento y desde entonces no me permitГa hacer nada precipitado o fuera de lo normal. PasГ© de ser una chica rebelde y excГ©ntrica a ser una buena chica, de fiar y un poco aburrida.
«¿Qué son las neuronas?».
В«Oh, Dios, te lo ruego, ВЎsal de mi vista!В», le roguГ© apartГЎndolo con un empujГіn.
Dado que estГЎbamos todos allГ, como de costumbre, preparamos otra ronda de cafГ© para todos.
El salГіn estaba vacГo. Solo faltaban Luigi, el jefe, y su hija Stella, que estaba a cargo de la contabilidad y las finanzas, pero que nunca hacГa acto de presencia y utilizaba su posiciГіn para dictar las normas y darnos Гіrdenes a todos, a pesar de tener solo veintidГіs aГ±os y ser la mГЎs joven del grupo.
В«Aprovecho este momento en el que estamos todos aquГ para informaros de que he descubierto lo que Luigi pretende hacer con la tienda, puesto que su contable le aconsejГі que la cerraraВ», soltГі IvГЎn repentinamente, el mГЎs veterano de los empleados y amigo del jefe desde hacГa veinte aГ±os.
Por un instante, tanto yo como Lexie, Breanna, Laetitia, Patricia, Didier y Dylan quedamos paralizados por el miedo.
Todos estГЎbamos aterrorizados por la idea de perder el trabajo.
В«Como sabГ©is, Luigi es demasiado bueno para enviarnos a casa sin antes intentarlo todo, asГ que ha llamado a un temporary manager , alguien que estarГЎ aquГ por un tiempo para hacer un seguimiento de nuestro trabajo y valorar con su equipo quГ© medidas tomar para mantener la barraca en pieВ».
В«Seguramente propondrГЎ recortes de personalВ», exclamГі, inquieta, Breanna.
В«Es posible. Por eso serГЎ esencial trabajar duro y hacer tantas ventas como sea posibleВ».
«¿Y si no lo conseguimos?».
В«Entonces, Moduli Arredi cerrarГЎ a finales de aГ±o. OГ cГіmo Luigi se lo decГa a su hijaВ».
2
В«Anoche no peguГ© ojo por culpa de lo que IvГЎn nos dijo ayerВ», le confesГ© a Patricia mientras cambiГЎbamos los precios segГєn la nueva idea promocional de Luigi.
В«Yo tampocoВ», suspirГі.
Estaba a punto de dar una vuelta por los salones para comprobar que habГa cambiado el precio a todos los sofГЎs, cuando vi cГіmo un hombre entraba en la sala de exposiciГіn y se paseaba por el estand.
В«Buenos dГas, Вїpuedo ayudarle en algo?В», le preguntГ© tratando de mantener una sonrisa amable y el contacto visual, tal y como Luigi nos habГa enseГ±ado.
Desafortunadamente, esa vez no fue tarea fГЎcil, ya que el hombre usaba unas gafas de sol y parecГa tan severo que me sentГ intimidada.
VestГa una camisa blanca de estilo coreano, sin cuello, bajo un elegante traje negro de alta costura. ParecГa un traje hecho a medida porque era perfecto en todas sus dimensiones.
Pero lo que realmente me puso nerviosa fue su aspecto alternativo y hГpster, con una barba bien cuidada y el pelo castaГ±o claro, largo, perfectamente recogido y peinado en un moГ±o alto, elegante, pero tambiГ©n sensual.
Era difГcil situarlo, con ese aire oriental que lo desmarcaba del resto, pero que, al mismo tiempo, resultaba en una mezcla de estilos fascinante y misteriosa.
Era imposible definirlo o describirlo.
Lo Гєnico de lo que estaba segura era de que aquel hombre no era de Hastings, ya que el pueblo era demasiado pequeГ±o para no conocer a todo el mundo, y un tipo asГ hubiera destacado enseguida.
В«EcharГ© un vistazo, si no le importaВ», respondiГі con una voz baja y ligeramente ГЎspera, casi irritada.
В«Claro, adelante. Si me necesita, estarГ© aquГВ». Le sonreГ amablemente, pero no me correspondiГі. Se acercГі a la secciГіn de cocina, donde fue inmediatamente detectado por el radar de Laetitia.
ContinuГ© atendiendo a varios clientes, hasta que me llamГі Patricia.
В«Eliza, han llegado las sГЎbanas de la nueva colecciГіn. Luigi me pidiГі que rehiciera las camas para poder mostrar el producto a los clientes. ВїPodrГas echarme una mano?В».
В«EncantadaВ», me alegrГ©. Adoraba esos momentos en los que, juntas, redecorГЎbamos los ambientes.
En la secciГіn de dormitorios, tambiГ©n nos encontramos con Breanna.
«¡Me encantan!», suspiró enamorada de las nuevas mantas de cachemira que acababan de llegar de Italia.
В«Bea y yo haremos las camas. ВїTe apetece cambiar los objetos de las mesillas y los tocadores?В», sugiriГі Patricia.
«¡A sus Гіrdenes!В», exclamГ© emocionada mientras corrГa a buscar las lГЎmparas Kartell que quedaban en el almacГ©n y algunos jarrones para llenarlos con peonГas falsas.
No hace falta decir que, durante mis idas y venidas, pude ver al cliente misterioso ya en compaГ±Гa de Laetitia quien se habГa desabrochado de nuevo la blusa para dejar a la vista su sujetador de encaje rojo.
ВЎOtra venta para esa bruja! ВЎNo deberГa haberme ido! ВЎDeberГa haberlo acechado hasta que me comprara algo! ВЎUf!
Por suerte, la nueva exposiciГіn que estaba preparando, junto con la charla con Patricia y Breanna, me levantaron un poco la moral.
«¡Y no os he contado la Гєltima! IvГЎn tenГa razГіn cuando dijo que Luigi iba a llamar a un temporary manager . SГ© que llegarГЎ pronto. Stella, su hija, me lo contГіВ», nos informГі Patricia.
В«Me pregunto quiГ©n esВ».
В«Se llama Stefan ClarkeВ».
Al oГr ese nombre, arruguГ© la flor que estaba poniendo en el jarrГіn de la mesita de noche.
«¿Estás segura?», dije sobresaltada mientras mi mente se llenaba de imágenes de mi exnovio de siete años atrás.
В«SГ. Me lo ha dicho hace unos minutos y ya sabes que tengo muy buena memoria para los nombresВ», respondiГі Patricia.
«¡Oh, Dios!».
«¿Lo conoces?», pareció entender Breanna.
В«Es un ex mГoВ».
«¿EstГЎs bromeando?В», gritaron mis dos colegas al unГsono.
Estuve con Stefan hace siete aГ±os. Yo era entonces solo una chiquilla en su Гєltimo aГ±o de secundaria y Г©l era tres aГ±os mayor que yo. Estuvimos juntos solo seis meses, pero...В».
В«Esto podrГa ser un arma de doble filo, Вїsabes?В», me dijo Breanna.
«¿Me despedirá?», susurré en voz baja, casi temblando.
В«Depende. ВїFue Г©l quien te dejГі?В».
В«SГВ».
В«Entonces, puedes aprovecharte de su culpabilidad y del hecho de que te rompiera el corazГіnВ».
В«Pero la culpa fue mia. Le hice perder su trabajo por mi estupidezВ».
«¡Entonces sà que estás jodida!».
«¿Tú crees?».
В«QuerrГЎ vengarse, es evidenteВ», intervino Patricia, В«Te aconsejarГa que te mantuvieras lo mГЎs alejada de Г©l como puedas. PodrГas decir que estГЎs enfermaВ».
В«Creo que lo haré», me oГ decir a mi misma, sintiendo cГіmo la presiГіn y la ansiedad crecГan dentro de mГ.
HabГan pasado siete largos aГ±os. La historia que habГa tenido con Г©l habГa marcado mi vida y, todavГa hoy, sentГa que afectaba a mis decisiones y a la duraciГіn de mis relaciones.
Me avergonzaba decirlo, pero la relaciГіn con Stefan habГa sido la mГЎs larga de mi vida. Esos seis meses siempre han sido mi tope.
В«Bueno, tu ya no puedes salvarte, pero ВїpodrГas al menos ayudarnos a salvarnos nosotras?В».
«¿Cómo?».
В«HГЎblanos de Г©lВ».
В«Han pasado siete aГ±os...В».
«¿Cómo es? ¿Qué clase de persona es? No quiero que me coja desprevenida, quiero causarle una buena impresión», me avasalló a preguntas Patricia.
В«Al menos, dinos si hay algo que no debamos hacer o decir en su presenciaВ», aГ±adiГі Breanna.
No desnudarte delante de Г©l en su trabajo, con su jefe mirando, para empezar.
В«Ha pasado mucho tiempo, pero creo que podГ©is estar tranquilas. Stefan es uno de esos tipos desgarbados, alto y delgado. Su pelo es castaГ±o claro y sus ojos, color avellana. Tiene una cara bonita con rasgos dulces. Recuerdo que era muy amable y cariГ±oso. Resumiendo, un pedazo de panВ».
В«Una de esas personas que no harГa daГ±o a una moscaВ», tratГі de entender Breanna.
В«SГ, asГ es. ВЎCon Г©l no tenГ©is nada que temer! Recuerdo que era incapaz de decir que no, excepto a mГ cuando se trataba de su trabajo. AdemГЎs, no era una persona seria o malaВ».
В«Un blandengue, vamosВ».
ReГ algo avergonzada. SentГ que no estaba siendo justa al describir a Stefan. TenГa miedo de decir algo inadecuado que pudiera ponerlo a Г©l, o a ellas, en problemas.
«¡Perfecto! ¿Defectos?», Breanna volvió a preguntar.
В«Se altera con facilidad y, cuando lo hace, tiende a gesticular mucho, recordГ© con un punto de nostalgia.
«¡Blandengue y torpe! ¡Perfecto! ¡Tipos como él nos los comemos para desayunar!», se rió Patricia mientras terminaba de arreglar las mantas y yo colocaba el último jarrón en la cómoda.
«¿Estabais hablando de m�». Una voz masculina nos alcanzó desde atrás, haciendo que las tres nos estremeciéramos.
В«Disculpe, ВїquiГ©n es usted?В», le preguntГі Breanna, a la vez que yo reconocГa al hombre misterioso de antes.
В«Stefan ClarkeВ», respondiГі con esa voz baja y ГЎspera que tanto me intrigaba.
La idea de que Г©l hubiera oГdo lo que yo acababa de decir me helГі la sangre, pero suspirГ© aliviada y me acerquГ© a Г©l.
В«EstГЎbamos hablando de otra persona. Alguien con su mismo nombre, supongoВ».
В«EstГЎs segura, Eliza?В», me respondiГі con tono provocador, quitГЎndose las gafas de sol.
Cuando sus ojos color avellana con pinceladas verdes y doradas entrecerrados en una expresiГіn de ira reprimida se cruzaron con los mГos, volvГ a ver a Stefan. ВЎMi Stefan!
Por culpa de la conmociГіn, el jarrГіn se me resbalГі de las manos y se rompiГі a mis pies en mil pedazos.
В«AsГ que me recuerdasВ», susurrГі cerca de mГ, atravesГЎndome con su mirada feroz y amenazante.
В«Has cambiadoВ», es todo lo que pude decir.
«¿Para bien o para mal?».
Yo querГa de vuelta a mi dulce y torpe Stefan, con su pelo corto y despeinado, su aspecto amable y su rostro angelical perfectamente afeitado. Ese no era mi Stefan.
El hombre que tenГa delante no tenГa nada de aquello que me gustaba de mi ex.
Mi Stefan me habrГa hecho sentir cГіmoda, mientras que este nuevo Stefan me hacГa sentir pequeГ±a e insignificante, como un bicho al que pisotear.
В«No lo sé», me limitГ© a responder, pero por la expresiГіn de Breanna comprendГ que habГa dado la respuesta equivocada.
В«Bien. Veo que, en cambio, tГє no has cambiado nada. Te sugiero que limpies rГЎpidamente este desastre y atiendas a aquellos clientes en lugar de distraerte con chismorreos inГєtiles. Ahora que voy a se temporalmente tu jefe no permitirГ© que malgastes mГЎs el tiempo y el dinero de la empresa. No estГЎs aquГ para dedicarte a parlotear, sino para ser un valioso activo para este negocio, asГ que compГіrtate como tal. ВїMe he explicado?В».
AsentГ en silencio.
No sabГa si molestarme mГЎs por sus palabras o por el tono duro, inflexible y despectivo con el que se dirigГa a la aquГ presente.
El Stefan de hace siete aГ±os nunca se habrГa atrevido a hablarme asГ.
ВїQuГ© te ha pasado, Stefan?
В«Ah, ВїEliza?В», me volviГі a llamar cuando ya se habГa dado la vuelta para irse.
«¿S�».
В«HarГ© que se deduzca el valor del jarrГіn de tu salarioВ».
«¿Cómo? Pero eso no es justo, fue un accidente».
«¿Asà que no asumes tu responsabilidad?», me retó, con los ojos reducidos a dos fisuras amenazantes.
В«Yo no he dicho eso, pero si tu no...В».
«¡Ya basta! Solo conseguirás que mi trabajo aquà sea aún más fácil. Ahora ya sé por quién empezar cuando presente mi lista de recortes de personal».
«¡Solo intentas vengarte!», exploté enfadada.
В«DestrucciГіn de la propiedad de la empresa y escenitas fuera de lugar delante de los clientes. ВїAlgo mГЎs?В», me dijo mientras empezaba a escribir en su mГіvil y me seГ±alaba a una pareja de clientes a poca distancia de nosotros, В«Ahora, vamos a ver si, al menos, eres capaz de cerrar una ventaВ».
«¡Pero si me acabas de decir que limpie!В», TartamudeГ©, incapaz de reaccionar a sus ataques. Estaba demasiado alterada para oponer resistencia y no tuve la presteza de responderle como solГa hacer cuando alguien me provocaba.
В«MuГ©veteВ».
В«Atenderemos nosotras a esos clientesВ», se ofrecieron Patricia y Breanna abrumadas por la vergГјenza y dispuestas a desaparecer.
Me arrodillГ© para recoger los pedazos del jarrГіn, teniendo cuidado de no cortarme. Solo faltaba que manchase de sangre el suelo o las alfombras que tenemos por toda la sala de exposiciГіn.
Ni siquiera tuve el valor de levantar la mirada cuando notГ© que se alejaba.
OГa solamente sus pasos a mi alrededor.
De repente, vi una sombra junto a mi cara.
Stefan estaba parado detrГЎs de mГ. Se habГa agachado y su cara rozaba la mГa.
No conseguГa moverme por la tensiГіn mientras su barba me tocaba la cabeza.
«¿TodavГa soy un blandengue torpe?В», me susurrГі al oГdo.
В«Yo no he dicho esoВ».
В«He oГdo lo que has dicho de mГВ».
В«Entonces, no me he expresado bienВ».
В«No importa. TendrГЎs tiempo para ajustar el tiro y descubrir realmente a quiГ©n te enfrentasВ».
В«Definitivamente, no al Stefan de hace siete aГ±osВ».
В«Aquel que hiciste que despidieranВ».
В«TodavГa estГЎs enfadado conmigo por aquella historia, Вїverdad? Me disculpГ© mГЎs de mil veces y, luego, desaparecisteВ».
В«Me mudГ© a Londres y ahora tengo una agencia de temporary management . Aquel terrible despido es agua pasadaВ».
«¿Entonces, por qué tengo la sensación de que te estás vengando?».
В«No me estoy vengando, solo quiero que sientas lo que me hiciste sentir a mi hace aГ±osВ».
«¡Eso es una venganza!».
В«Eres una presa demasiado fГЎcil para hablar de venganza. Otro paso en falso y harГ© que te despidan antes de que termine la jornada. Contigo ni siquiera tengo que esforzarme en planear una manera de echarte, de eso te encargarГЎs tu sola. A diferencia de mГ, no has cambiado nada, sigues siendo la misma chica irresponsable, frГvola y descuidada que eras entoncesВ».
В«No es asГ. Yo tambiГ©n he cambiadoВ».
В«Lo dudoВ», me respondiГі frГamente mientras se levantaba y se alejaba de mГ.
QuerГa romper a llorar.
No era asГ como me hubiera gustado empezar el dГa.
Esta no era la manera en la que habГa imaginado mostrarme a Г©l si lo volvГa a ver.
DespuГ©s de que rompiГ©ramos me hice una promesa y la mantuve.
Ya no era aquella cabeza loca de hacГa tantos aГ±os.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=64891926) на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
Если текст книги отсутствует, перейдите по ссылке
Возможные причины отсутствия книги:
1. Книга снята с продаж по просьбе правообладателя
2. Книга ещё не поступила в продажу и пока недоступна для чтения